Las relaciones con las personas de nuestro entorno (hijos,
pareja, amigos, compañeros de trabajo...) se basan en la comunicación. Lo
normal es que nos esforcemos en que sea fluida, pero ¿nos comunicamos en el
mismo idioma?, parece ser que no.
Cuando queremos transmitir algo lo hacemos en base a
nuestras vivencias y experiencias, por ello utilizamos unos procesos lógicos de
razonamiento personalizados, incluyendo atajos cognitivos, aquello que damos
por hecho como si de un axioma se tratara y pensamos que todo el mundo lo
entiende igual, aquí comienza uno de los mayores errores, dar por supuesto que
los demás ven el mundo igual que nosotros, problema mayor cuando se trata de
adolescentes debido al egocentrismo característico de esta etapa, en el que si
bien entienden que los demás tienen otra visión de las cosas les cuesta
comprender que los demás “no comprendan” y acepten la suya.
Por este motivo es importante, cuando nos dirigimos
a ellos, reconocerles su posición y sentir e intentar explicar la nuestra sin
invalidar la suya.
Es primordial reflexionar sobre una pregunta que nos
hacemos cuando llegan a esa edad ¿porqué ya no me hacen caso si antes lo
hacían?, entonces es cuando forzamos a que respondan de la misma forma que
siempre, pero ya no vale “porque lo digo yo”, “porque soy tu padre”, etc.,
están en otro periodo evolutivo y nos tenemos que adaptar al mismo, es decir,
evolucionar junto a nuestros hijos, comprender su mundo y facilitar que
entiendan el nuestro, no podemos dar por hecho que tienen que acatar una orden
o decisión nuestra por el mero hecho de ser sus padres, precisan de
explicaciones porque están descubriendo el mundo de una forma intensa, unido a
los cambios fisiológicos que se producen a esa edad: hormonas, sexualidad,
desengaños, búsqueda de un lugar en su entorno, afirmarse, ser aceptados en sus
grupos de referencia, deseos de crecer rápidos y ser adultos, y un sinfín de
cuestiones vitales para ellos.
Seguiremos reflexionando sobre este tema tan
delicado que es la comunicación padres-hijos, hijos-padres.
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